Hola a todos

Por qué hago este blog. No lo sé. Supongo que por aburrimiento, como forma de almacenar cosas que me van llegando y luego pierdo. No lo sé. Pero aquí está. Es muy probable que me canse de él pero.......

jueves, 21 de junio de 2012

El asesinato de Prim

El departamento de Criminología de la Universidad Camilo José Cela, que dirige el colaborador de Es la mañana de Federico, Francisco Pérez Abellán, ofrece desde el día 12 de junio hasta el 11 de julio de 2012 una gran exposición del sumario de Prim. La Comisión Prim ha encontrado los nombres de los "presuntos asesinos materiales" y las implicaciones de peso contra los autores intelectuales.



El desastre de la Gran Armada



En la década de 1580 las coronas de España y Portugal se unieron sobre la cuadriculada cabeza de Felipe II, haciendo bueno aquello de que, en los dominios de éste, nunca se ponía el sol. Por esa misma época, y sin tanta lírica, un comerciante inglés metido a pirata hacía su agosto en el mar Caribe. Se trataba de Francis Drake, el Draque, tal y como le nombraban, no sin cierto resquemor, los colonos españoles en las Indias.


Aparecía de improviso frente a un puerto español indefenso, desembarcaba a cañonazo limpio y la marinería se entregaba durante días al pillaje. Cuando ya no quedaba nada que robar o incendiar, sus hombres volvían a los barcos y tomaban rumbo a Inglaterra.

En 1586, tras una triunfal gira pirática en la que había dado la vuelta a América saqueando las colonias españolas, le tocó el turno a Santo Domingo y la Florida. Vino a ser la gota que colmó el vaso. En Madrid, el Rey Prudente, cuyas armas eran temidas y respetadas en todo el orbe, dijo basta. No podía poseer el mayor imperio que jamás había existido y tolerar la rapiña sin tregua de un delincuente luterano a quien la reina Isabel, en el mismo puente del navío desde el que perpetraba sus fechorías, había hecho caballero como premio a sus indecencias.

Algo había que hacer, y pronto. Un año más tarde, la escocesa María Estuardo fue decapitada por orden de Isabel, que sería virgen pero no boba. Una ruindad más que sumar a la cuenta de una soberana que se jactaba de ser enemiga de España, o amiga de sus enemigos, que viene a ser lo mismo. Felipe II, persuadido de la necesidad de aplicar un correctivo a Inglaterra, pidió consejo a Álvaro de Bazán, héroe de Lepanto y uno de los marinos más respetados de Europa.

Bazán resolvió que la única solución pasaba por invadir la isla, desalojar a la reina –restaurando, ya de paso, el catolicismo– y colocar en su lugar a un monarca afín a los intereses del rey de España. Sobre el papel el plan salía por un pico, pero era perfecto. Una gran flota, la mayor que jamás hubiese visto el mundo, partiría de España, recogería tropas en Flandes, cruzaría el Canal de la Mancha y remontaría el Támesis para entrar en Londres al mismo son que el Draque en Cádiz sólo un año antes. Tan perfecto que no podía salir bien.

Tan claro debió de verlo el rey que mandó que los preparativos se hiciesen inmediatamente, no sin antes haber recortado el presupuesto: que donde comen dos comen tres, ya se sabe. Se armó una fabulosa flota, compuesta por 130 barcos, a la que se dieron los nombres de Armada de Inglaterra y Gran Armada porque tanto barco junto no se había visto nunca. Eso de Armada Invencible es un invento posterior de factura británica destinado a elevar un punto el ya de por sí crecido orgullo nacional inglés.

Pero, a pesar de lo que parecía, la Gran Armada no lo era tanto. De los 130 buques sólo 20 eran galeones artillados específicamente para el combate. Junto a ellos, cuatro galeras y otras cuatro galeazas, a remo las primeras e híbridas a remo y vela las segundas. Ninguna en condiciones de navegar y, aun menos, de pelear en el Atlántico Norte. El resto de la flota eran naos de carga y bajeles de poco porte, como urcas, pataches o pinazas, muy comunes entre los marinos del Cantábrico pero poco aptas para una empresa semejante.

La tripulación era igualmente numerosa: casi 30.000 hombres, a partes iguales entre marineros y soldados. Conforme al plan, el grueso de las fuerzas para invadir Inglaterra provendrían de los Tercios de Flandes y se embarcarían en las costas belgas. Alejandro de Farnesio, duque de Parma, se encargaría de ello personalmente.

Durante el mes de mayo de 1588 la Armada se fue concentrando en las aguas del Tajo, frente a Lisboa, y el día 30 se dio la orden de partir. Aquello debió de ser un espectáculo digno de ser contemplado. A su frente no estaba Álvaro de Bazán, pues había muerto poco antes, sino un noble andaluz, Alonso de Guzmán, duque de Medina Sidonia. Un aprendiz de general que, hasta en sus cartas, aseguraba "no saber de la mar ni de la guerra". A cambio, era bastante sensato y leal al rey, cualidades poco habituales entre la aristocracia española de la época.

Las cosas se complicaron nada más salir. Los vientos del norte obligaron a la colosal flota a zigzaguear durante dos semanas, tiempo que invirtió en viajar de Lisboa a La Coruña. Allí el duque ordenó parar, y escribió a Madrid para que el rey se lo pensase dos veces. Pero Felipe era, amén de beato y lento, bastante cabezón y muy hecho a mandar. Le contestó al duque que el Señor proveería trocando "todos los estorbos en mayor gloria suya". Ante argumentos de tal peso, Alonso de Guzmán se hizo a la mar el 22 de julio.

Los vientos, por primera y última vez, acompañaron a la expedición. El día 29 avistaron las costas de Inglaterra. Las órdenes de Madrid eran terminantes. No se podía atacar ningún puerto inglés, que es lo que le pedía el cuerpo a los capitanes españoles, había que continuar hasta Flandes y allí recoger a Farnesio. La presa era, además, tentadora: 130 barcos bien armados iban a pasar por delante de Plymouth, base de la flota inglesa, que en aquel entonces no se encontraba bien defendido por falta de fondos. Los vascos Oquendo y Recalde solicitaron al almirante de la Armada entrar a saco en Plymouth, aunque sólo fuese para vengar el asalto de Drake a Cádiz el año anterior, pero Medina Sidonia se negó en redondo. Las órdenes del rey eran inapelables, y el ojo por ojo pecado.

De este modo, la Gran Armada pasó delante de la boca del lobo y lo dejó escapar con vida. La flota estaba dividida en escuadras. Presidiendo la formación se encontraba el galeón San Martín, buque insignia en el que navegaba Medina Sidonia. Tras él, las escuadras de Castilla y Portugal, la de Vizcaya –a la derecha– y las de Levante y Guipúzcoa –a la izquierda–. Cubría la retaguardia la escuadra de Andalucía. En el centro, bien abrigadas, las naos mercantes y los vulnerables pataches y pinazas del Cantábrico. Era una grandiosa y, aparentemente, inexpugnable fortaleza en alta mar.

Desde la costa se veían los navíos españoles, lo que hizo palidecer a sus habitantes y puso en pie de guerra a la flota inglesa. Como no podían defender los puertos salieron a la caza, a hostigar a la Armada para que se alejase. El 31 de agosto se produjo la primera escaramuza. Los ingleses, temerosos de ser abordados y sabedores de la potencia de fuego de los galeones españoles, optaron por atacar rápidamente desde lejos. En eso eran muy superiores. Habituados a la piratería, sus capitanes habían modelado sus buques hasta convertirlos en estilizados navíos, muy maniobrables, equipados de artillería de largo alcance.

Los españoles, por el contrario, seguían empeñados en hacer la guerra en el mar como se hacía en tierra: cañonazo corto, abordaje y batalla campal; como en Lepanto, fiándolo todo a la bravura, el coraje y la mala leche propios de la infantería española. Medina Sidonia, sin embargo, no quería luchar. Su misión era llegar a Flandes, embarcar a los Tercios y dirigirse a Inglaterra con ellos para rematar, en tierra, a la reina virgen y a sus secuaces.

En aquel primer encuentro se perdieron dos barcos, el Nuestra Señora del Rosario, un recio y moderno galeón, y el San Salvador. El primero fue desarbolado luego de que chocara accidentalmente contra el Santa Catalina. El segundo sufrió una explosión, según parece provocada por un artillero flamenco cuando se enteró de que un capitán español se estaba beneficiando a su esposa, una alemana que caería prisionera de los ingleses poco después.

Exceptuando estas dos adversidades, fruto de la imperecedera propensión española a las prisas y a meterse donde a uno no le llaman, el resto de la Armada salió bien librado. Tan optimista era el ambiente que el catalán Hugo de Moncada pidió permiso para machacar al Ark Royal, buque insignia inglés, comandado por Lord Howard. Ni que decir tiene que el duque se lo prohibió tajantemente.

El 6 de agosto Medina Sidonia dio aviso a todas las escuadras para fondear en Calais. Tenía que localizar a Alejandro Farnesio, que no había dado señales de vida, a pesar de que le había despachado varios mensajeros a Bélgica con el apremio de que tuviese lista la tropa para el embarque.

En Calais recibieron noticias del gobernador de los Países Bajos, pero no eran buenas. No había conseguido reunir el ejército deseado, y sólo controlaba dos puertos del Canal, el de Dunkerque y el de Nieuport, que, para colmo de males, carecían de fondo para los pesados galeones venidos desde España. Los ingleses no sabían nada de esto, por lo que trazaron un arriesgado plan para impedir que los Tercios tomasen las naves fondeadas en Calais. Llenaron de explosivos ocho barcos y los remolcaron hasta las inmediaciones del puerto. Eran brulotes, un arma recién inventada que haría furor en el siglo XVII.

A medianoche metieron fuego a las naves y las enviaron contra la Armada, aprovechando la pleamar. Medina Sidonia, que se olía algo semejante, alineó las pinazas a la entrada de la bahía. Los brulotes atravesaron la línea incendiándola, y entonces, según se aproximaban las chisporroteantes bolas de fuego, el duque disparó los cañones del San Martín para que toda la Armada abandonase Calais.

Ahí se torció todo. Los barcos españoles se dispersaron a lo largo de 10 millas de costa, exponiéndose al fuego enemigo, que podría concentrarse en cada buque individualmente. El efecto fortaleza, la única ventaja que les había acompañado, se acababa de desvanecer.

Los ingleses advirtieron pronto que la ocasión la pintaban calva, y el almirante Howard, con sus tres capitanes, Drake, Hawkins y Frobisher, se lanzó sobre la desperdigada Armada española. Fue la famosa batalla de Gravelinas, que, aunque los ingleses se empeñen en lo contrario, no fue tan desastrosa como dicen. Medina Sidonia se defendió bien, y sólo se perdieron dos galeones, una nao y una galeaza. Entre los muertos se encontraba el temperamental Moncada, que, encallado en una playa, siguió luchando hasta que un arcabuzazo le dio entre los ojos y le partió la cabeza. Lo irónico es que fue el propio Lord Howard, a quien Moncada había intentado abordar días antes, quien saqueó su barco, la galeaza San Lorenzo. La caballerosidad británica no se había inventado todavía; la testarudez catalana, por el contrario, estaba en su máximo apogeo.

Al día siguiente de Gravelinas la flota de Medina Sidonia siguió a la deriva, hasta acercarse peligrosamente a los bancos de arena de Zelanda. Entonces, casi milagrosamente, cambió el viento, con lo que la Armada se internó en las gélidas y desconocidas aguas del Mar del Norte. Nunca antes un convoy militar español se había adentrado tan arriba. Y era sólo el principio.

No había demasiadas opciones. El oeste era malo porque esperaba una muralla de 180 buques ingleses con las culebrinas listas y la pólvora seca. El sur era peor: las costas de Holanda estaban infestadas de corsarios flamencos, a quienes sólo oír hablar español les ponía de muy mal humor. El este no era mejor elección: la costa alemana era un feudo protestante, y Dinamarca un firme aliado de Inglaterra. Sólo quedaba el norte, una dura travesía que les obligaba a circunnavegar las islas británicas sin parar, expuestos, además, a una meteorología poco o nada amistosa.

Como no había mucho donde elegir, Medina Sidonia puso rumbo a Escocia. Daba comienzo el verdadero desastre. Lo que no había conseguido Howard lo iban a lograr los temporales, el hambre y las traicioneras costas de Irlanda. La toponimia de aquellas tierras tan lejanas da fe de aquella travesía desesperada: en las Shetland hay un lugar llamado Spaniards Grave, que significa "tumba de los españoles", lo mismo que Tuanna na Spainneach, cerca de la desembocadura del Shannon, en el condado de Clare; en Connaught, Duirling na Spaninneach; en el Ulster, la Spaniards Cave, Port na Spanish o Carrick na Spania.

No muy lejos de la Calzada de los Gigantes se hundió la galeaza Girona, con 1.300 españoles a bordo. Sólo sobrevivieron nueve, auténticos gigantes embarcados en un viaje imposible y tan absurdo como ir a morir contra las rocas de un acantilado en Irlanda.

El 24 de septiembre de 1588, tres meses y 25 días después de partir de Lisboa, el duque de Medina Sidonia entró en Laredo con sólo 24 navíos. Dos semanas más tarde arribó a La Coruña el bilbaíno Juan de Recalde, a bordo del San Juan de Portugal. El 14 de octubre llegó el último barco, el Santa Ana, capitaneado por Miguel de Oquendo. La mala suerte se cebó con él hasta el final: la santabárbara del galeón explotó antes de entrar en el puerto de Pasajes, dejando a Oquendo herido de muerte.

Con la de Oquendo, la aventura de la Armada de Inglaterra se cobró la vida de 20.000 hombres. Nadie pagó por la derrota. Quizá porque el culpable no fue Medina Sidonia, ni los traicioneros brulotes de Calais, ni los elementos en Irlanda. El culpable del desastre estaba muy lejos de allí, a cientos de kilómetros del mar, recluido en su pirámide firmando papeles.

viernes, 15 de junio de 2012

La campana de Huesca

César Vidal y Federico Jiménez Losantos


Conclusiones de la comisión Prim


Crónica Negra: Conclusiones de la comisión Prim

Es la Mañana de Federico
Presentado por Federico Jiménez Losantos

Francisco Pérez Abellán nos trae la conclusión de la comisión sobre el asesinato de Prim que él presidió.


jueves, 14 de junio de 2012

Mitos al descubierto: la masacre de Paracuellos de Jarama

Una serie de 13 capítulos que analiza la Guerra Civil con motivo del 75 aniversario de la contienda. El trabajo, elaborado por el Instituto de Estudios Históricos del CEU, cuenta con dirección y guión de los historiadores Alfonso Bullón de Mendoza y Luis Togores, e incluye gran cantidad de imágenes históricas, así como recreaciones fidedignas elaboradas con elementos de época.



Mitos al descubierto: la batalla de Madrid, octubre de 1936

Una serie de 13 capítulos que analiza la Guerra Civil con motivo del 75 aniversario de la contienda. El trabajo, elaborado por el Instituto de Estudios Históricos del CEU, cuenta con dirección y guión de los historiadores Alfonso Bullón de Mendoza y Luis Togores, e incluye gran cantidad de imágenes históricas, así como recreaciones fidedignas elaboradas con elementos de época.


Mitos al descubierto: el asedio al Alcázar

Una serie de 13 capítulos que analiza la Guerra Civil con motivo del 75 aniversario de la contienda. El trabajo, elaborado por el Instituto de Estudios Históricos del CEU, cuenta con dirección y guión de los historiadores Alfonso Bullón de Mendoza y Luis Togores, e incluye gran cantidad de imágenes históricas, así como recreaciones fidedignas elaboradas con elementos de época.


Mitos al descubierto: la toma de Badajoz

Una serie de 13 capítulos que analiza la Guerra Civil con motivo del 75 aniversario de la contienda. El trabajo, elaborado por el Instituto de Estudios Históricos del CEU, cuenta con dirección y guión de los historiadores Alfonso Bullón de Mendoza y Luis Togores, e incluye gran cantidad de imágenes históricas, así como recreaciones fidedignas elaboradas con elementos de época.


Mitos al descubierto: El asesinato de Calvo Sotelo


Una serie de 13 capítulos que analiza la Guerra Civil con motivo del 75 aniversario de la contienda. El trabajo, elaborado por el Instituto de Estudios Históricos del CEU, cuenta con dirección y guión de los historiadores Alfonso Bullón de Mendoza y Luis Togores, e incluye gran cantidad de imágenes históricas, así como recreaciones fidedignas elaboradas con elementos de época.


miércoles, 13 de junio de 2012

Efemérides del mes de junio


1901: Nace el maestro Rodrigo

22 de Noviembre de 2011 - 09:10:01 - Pedro García Luaces -

El 22 de noviembre de 1901 nacía en Sagunto, Valencia, el maestro Joaquín Rodrigo Vidre. A los cuatro años una epidemia de difteria, devastadora entre la población infantil, le dejó casi ciego. Esta temprana desgracia no afectó a la formación del pequeño Joaquín, que pudo matricularse en una escuela especial para ciegos. El maestro reconocería más adelante que fue posiblemente su falta de visión lo que le acercó a la música, por la que siempre mostró buena aptitud, al igual que por la literatura. En sus comienzos el compositor contó con la ayuda decisiva de Rafael Ibáñez, secretario, copista y amigo, quien le leyó a los clásicos y tradujo sus composiciones del braille.
Rodrigo inició sus estudios musicales en el Conservatorio de Valencia, donde empezó a destacar como pianista y compositor, dejando sus primeras obras: Dos esbozos para violín y piano, su bautismo en la composición; Juglares, la primera en la que introduce orquesta; o Cinco piezas infantiles, estrenada con éxito en Valencia y París. En 1927 el maestro se trasladará a París para ampliar sus estudios junto a Paul Dukas en La Sorbona. Rodrigo llegaba a París como un compositor en formación pero que dibujaba ya un carácter personal, lírico y atrevido, en la línea de Ravel y Granados. Con Dukas, que calificaría al valenciano como el más dotado de los españoles llegados a París, potenciará estas cualidades y adquirirá una personalidad única y genuina.
París fue la mejor experiencia vital para el compositor. Allí conocerá a otros grandes compositores como Ravel o Manuel de Falla, quien le dará oportunidad de presentar algunos de sus trabajos. En París conocerá a su mujer, la pianista turca Victoria Kamhi, el hecho trascendental de su vida. Y en París se encontrará también con el guitarrista Regino Sainz de la Maza, primer intérprete de su Concierto de Aranjuez, la obra inmortal del compositor valenciano, que elevaría el sonido de la guitarra española al pedestal de los instrumentos clásicos.
Tras el Concierto de Aranjuez, Rodrigo alcanzó la fama inmediata. Ocupó cargos como asesor artístico y musical en la ONCE y Radio Nacional, colaboró en prensa, trabó amistad con poetas y escritores y, por supuesto, siguió componiendo. En 1991 el rey don Juan Carlos le concedía el título de marqués de los Jardines de Aranjuez. Fallecería en Madrid el 6 de julio de 1999.

Otras efemérides de este día que deberías conocer:
1654: Noche de Pascal. El filósofo experimenta una especie de éxtasis que le lleva a dejarlo todo por Cristo.
1863: Gran victoria de Grant en la batalla de Chattanooga, en la Guerra de Secesión.
1940: Bélgica le declara la guerra a Italia en el marco de la Segunda Guerra Mundial.
1963: Es asesinado en Dallas, Texas, el presidente John F. Kennedy.
1975: Don Juan Carlos de Borbón es proclamado rey de España con el nombre de Juan Carlos I de España.

1564: La conquista de Filipinas, Miguel López de Legazpi

21 de Noviembre de 2011 - 09:10:01 - Pedro García Luaces -

El 21 de noviembre de 1564, Miguel López de Legazpi parte hacia la conquista del archipiélago bautizado como las Islas Filipinas. A mediados del siglo xvi el comercio en América estaba regulado por el Tratado de Tordesillas, pero las Indias Orientales eran un territorio casi virgen. Felipe II quiere asentar la posición española en el Pacífico encontrando una ruta fiable de vuelta y contando con una base permanente en la zona. Andrés de Urdaneta, fraile, cosmógrafo y avezado piloto, recibe el encargo de la misión, pero nadie ha dicho que deba dirigirla. Para ello piensa en su amigo Legazpi, hombre de conocimientos diplomáticos, autoridad para el mando y una lejana experiencia como marino. En aquel momento Legazpi tiene sesenta años pero acaba de quedar viudo y deja a su prole bien criada. Para financiarse el viaje, el vasco venderá todos sus bienes excepto la mansión que posee en México. El 29 de noviembre partirá con una pequeña flota del puerto de Jalisco.
La personalidad de Legazpi marcó el cariz de la conquista de Filipinas. Fue la menos sangrienta, porque evitó el enfrentamiento inútil, optando siempre que era posible por la vía diplomática. Durante siete años el vasco consiguió rendir el archipiélago a su peculiar manera, convenciendo más que conquistando y sirviéndose de la hostilidad que los filipinos sentían hacia los portugueses, mucho más violentos en sus formas.
Mientras Legazpi remataba el trabajo, su nieto Felipe de Salcedo encontraba junto al piloto Urdaneta la ruta que conectaba el archipiélago con México. Gracias al camino abierto Legazpi pudo recibir refuerzos y culminar su conquista, pero no mediante una victoria militar, sino en acuerdo con los tres jefes de la isla estratégica de Luzón. De este pacto obtuvo Legazpi el solar en el que fundaría Manila el 24 de junio de 1571.
Desde entonces y hasta su muerte Legazpi guarda al conquistador y saca de nuevo al alto funcionario, empleándose en la organización de un gobierno para las islas. Su desarrollo comercial y cohesión social se forjó gracias al talento político de Legazpi, que quizás no fue un héroe de leyenda, pero dejó una obra comparable a la de aquellos, contando con menos tiempo y una menor vitalidad. Filipinas permanecerá bajo dominio español hasta 1898, siendo una de nuestras colonias más longevas.

Otras efemérides de este día que deberías conocer:
1272: El príncipe Eduardo se convierte en rey de Inglaterra a la muerte de Enrique III.
1734: José Patiño es elegido primer secretario de Estado. Se trata de la consagración del político en el poder.
1898: Nace René Magritte, pintor surrealista belga.
1902: Tratado de Wisconsin que pone fin a la guerra civil en Colombia.
1931: Aprobada la Ley de Defensa de la República.

1500: Colón y sus hermanos llegan encadenados de América

20 de Noviembre de 2011 - 09:10:01 - Pedro García Luaces -

El 20 de noviembre de 1500 Cristóbal Colón y sus hermanos regresaban encadenados de su tercer viaje a América. ¿Qué había pasado para que el Almirante Perpetuo de Castilla y virrey del Nuevo Mundo volviera a España en tan innobles condiciones? Pues pasaba que Colón era un pésimo gobernante, ensoberbecido con sus títulos y más pendiente de engordar su bolsa que de administrar las tierras. Pasaba también que los colonos no eran tales, sino soldados y aventureros que buscaban «medrar». Y al cabo de algún tiempo de penurias físicas, hambre y castidad forzosa, esta circunstancia habría de dar problemas. Y pasaba, por último, que las Indias distaban mucho de ser aquel paraíso pacífico que había narrado Colón. Y si a un mal gobernante y a unos aventureros inquietos los encuadramos en un paraje tropical, húmedo, inhóspito, a merced de las fiebres, con escasez de alimentos y en constante guerra con los indios, se entiende que pronto surgieran las deserciones y los motines.
Por esa causa tuvo Colón que acudir a España a dar explicaciones, aunque su autoridad, en esta ocasión, fue refrendada por los Reyes. De vuelta a América, descubrirá que los colonos de La Isabela se han amotinado. Encabeza la rebelión Francisco Roldán, que acaudilla el descontento de los colonos bajo promesas de tierras y rentas. Los Reyes Católicos enviarán a Francisco Bobadilla para restablecer el orden, pero además tiene órdenes de deponer al virrey si encuentra indicios de mal gobierno. Los Reyes han sopesado mucho esta decisión y les cuesta tomarla, pero las quejas acerca de la gestión de Colón y sus hermanos son constantes. Malos gobernantes, crueles, arbitrarios y encima esclavistas. «¿Qué poder mío tiene el Almirante para dar a nadie mis vasallos?», había exclamado la Reina. La corte, que no estimaba a un advenedizo como Colón, acentuaba sin duda estas noticias. Es posible que Bobadilla se extralimitase o mostrase poca consideración por el almirante. Tampoco Colón fue amable con quien venía a reemplazarle. Aun así, Colón sería liberado y regresaría a las Indias, como almirante, no ya como virrey, en un cuarto y último viaje.

Otras efemérides de este día que deberías conocer:
1542 Se promulgan las Leyes Nuevas.
1918 Francia declara a las potencias aliadas «bienhechoras de la humanidad».
1936 José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Española, es fusilado en la cárcel.
1945 Comienzan los juicios de Núremberg contra los dirigentes nazis.
1975 Muere Francisco Franco.

1819: Se inaugura el Museo del Prado

19 de Noviembre de 2011 - 09:10:01 - Pedro García Luaces -

El 19 de noviembre de 1819 se inauguró en Madrid el Museo del Prado, una de las más importantes pinacotecas del mundo, que cuenta actualmente con un fondo de cerca de 8.000 obras, de las cuales se pueden ver en la exposición permanente unas 900. Posee las mejores colecciones conocidas de Velázquez, Goya, Tiziano y Rubens, además de obras fundamentales de El Greco, Murillo, Ribera, Zurbarán, Rafael, Veronese, Tintoretto, Van Dyck o El Bosco. Habiéndose planteado el conde de Floridablanca, secretario de Estado de Carlos III, la reurbanización del Salón del Prado, el actual Paseo del mismo nombre, surgió la idea de construir el edificio que hoy es sede del museo, destinado al principio a albergar un Gabinete de Historia Natural, una de las varias instituciones científicas que se habían proyectado. Se encargó la obra al arquitecto Juan de Villanueva, autor también del vecino Jardín Botánico, y los planos fueron aprobados por el Rey en 1786. Es una de las cumbres del neoclasicismo español. Las obras finalizaron a principios del siglo xix, pero su destino era para entonces incierto, a la vista de la invasión napoleónica y la Guerra de la Independencia, en el curso de la cual los franceses emplearon el lugar como cuartel y las planchas de plomo de los tejados se fundieron para hacer balas. José I y sus consejeros concibieron la idea de reunir en un solo lugar las colecciones reales, entre otros motivos para evitar que las tropas de Bonaparte se las llevaran a Francia, pero no pensaron en el edificio del Prado. Fernando VII y su esposa, Isabel de Braganza, sí unieron los dos conceptos e iniciaron el 1818 la recuperación del sitio, en la que participó el propio Villanueva y, a su muerte, Antonio López Aguado. Se llamó inicialmente Museo Real de Pinturas y reunió piezas de las colecciones de los Reales Sitios: 311 pinturas en tres salas, todas de la escuela española, en exhibición, y muchas más en almacén. En 1836, con las requisas impuestas por la Ley de Desamortización de Mendizábal, se reunieron numerosas obras en el Museo de la Trinidad, que sería absorbido por el Prado en 1872. Posteriormente se añadirían los fondos del Museo de Arte Moderno, el de Ultramar y el Iconográfico.

Otras efemérides de este día que deberías conocer
0936: En Córdoba, Abderramán III inicia la construcción de Medina Azahara.
1794: Tratado de Amistad y Comercio entre Estados Unidos e Inglaterra.
1809: En la batalla de Ocaña los franceses derrotan a los españoles.
1933: Victoria de la CEDA en la primera ronda electoral. La segunda, el 3 de diciembre, refrenda el triunfo de las derechas.
1942: Ofensiva rusa en el Volga durante la Segunda Guerra Mundial.

1976: Se aprueba la Ley para la Reforma Política

18 de Noviembre de 2011 - 09:10:01 - Pedro García Luaces -

El 18 de noviembre de 1976 las Cortes franquistas aprobaban su disolución mediante la Ley de la Reforma Política, uno de los pasos claves de la Transición española. Su gran artífice fue Torcuato Fernández Miranda, presidente de las Cortes y también del Consejo del Reino, que contó con la total confianza del rey don Juan Carlos I.
En 1976 el régimen franquista seguía en pie, pero faltaba el dictador. Don Juan Carlos había recibido la herencia y ocupaba la jefatura del Estado. Sin embargo el monarca era partidario de una total apertura, un modelo que contase con la corona desde un planteamiento parlamentario.
En aquel momento las fuerzas políticas se dividían en tres grupos. Estaban los continuistas, partidarios de mantener en lo esencial los Principios Fundamentales del Movimiento, los reformistas, que pretendían iniciar un proceso aperturista desde la legalidad del régimen, y los rupturistas, que abogaban por disolver la legalidad, consultar al pueblo y elegir unas Cortes Constituyentes.
El debate se redujo al binomio reforma o ruptura y la solución fue una reforma con resultado final de ruptura. El instrumento jurídico que Torcuato Fernández Miranda pergeñaría para habilitar el cambio fue la Ley para la Reforma Política y con su aprobación, según comentarios de la época, las Cortes franquistas se hacían el haraquiri. Lo que la ley disponía era convocar elecciones y constituir unas nuevas Cortes. Se le dio rango de Ley Fundamental, aunque en la práctica, dejaba sin valor a las siete restantes. Las Cortes aprobaron el texto con 435 votos a favor, 59 en contra y 13 abstenciones y en el referéndum posterior el sí logro un 94 por ciento de los votos. Fernández Miranda había logrado su objetivo, pasar «de la ley a la ley» sin ocuparse de reformas ni rupturas.
La reforma se había ejecutado con la máxima limpieza, pero era susceptible de ser criticada. La oposición democrática y el llamado búnker del franquismo coincidían en señalar que el pueblo no había sido consultado sobre el modelo de Estado que preferían monarquía, república, democracia orgánica... recibiendo una reforma concluida en su estructura esencial. Sin duda el apunte es válido, aunque resulta difícil precisar cómo hubiese resuelto la sociedad de entonces, tan acostumbrada al paternalismo franquista, una responsabilidad semejante.

Otras efemérides de este día que deberías conocer
1096: Pedro I, rey de Navarra y Aragón, vence en la batalla de Alcaraz, que le permite tomar Huesca el día 26, que a su vez le abre el camino a Zaragoza.
1285: El aún infante Alfonso toma Mallorca en venganza por el apoyo dado a Francia en contra de su padre Pedro III.
1522: Nace el conde de Egmont, general flamenco.
1541: Miguel Ángel finaliza el fresco El Juicio Final en la Capilla Sixtina.
1952: España ingresa en la UNESCO.

1558: Sube al trono inglés Isabel I, la mayor enemiga de Felipe II

17 de Noviembre de 2011 - 09:10:01 - Pedro García Luaces -

El 17 de noviembre de 1558 moría la esposa de Felipe II, María Tudor, y el trono británico quedaba libre para su hermanastra Isabel I. Aunque pronto se convertiría en la más enconada rival del monarca español, lo cierto es que Felipe favoreció la sucesión de la hija de Ana Bolena, que quizás no necesitaba este empuje, pero que de hecho, lo tuvo. La rival de Isabel era María Estuardo, esposa del delfín de Francia y por tanto enemiga de España. Felipe quiso que su esposa, en el lecho de muerte, reconociese a Isabel como su heredera y así lo logró el conde de Feria, enviado por el Rey a Inglaterra.
Una vez lograda la sucesión venían las alianzas matrimoniales. En un principio Felipe trató de unir a Isabel con el duque de Saboya, fiel aliado suyo, pero al tiempo pensó que quizás él mismo fuera mejor pretendiente. La Reina no era una belleza, pero era joven y poderosa. Isabel necesitaba del apoyo español para que Francia no invalidara sus derechos en Roma a favor de María Estuardo. No hay que olvidar que era hija de Ana Bolena y por tanto su legitimidad estaba en el aire. A España le convenía la alianza porque necesitaba el apoyo británico en los Países Bajos. La Reina dilató la negociación mientras reforzaba su posición en las islas, y como a Felipe tampoco le entusiasmaba el enlace la cosa se fue enfriando hasta que la Paz de Cateau-Cambrésis le llevó a los brazos de Isabel de Valois.
Isabel resultó ser una fanática protestante, carácter que sus gobiernos acentuaban provocando un cisma con los ciudadanos católicos. Poco a poco el juego de ambas potencias se iba enconando. Isabel mantenía las formas pero financiaba a los calvinistas en los Países Bajos y otorgaba patente de corso a los piratas británicos para saquear los galeones españoles. Cuando María Estuardo se refugió en Inglaterra huyendo de los protestantes escoceses, las prioridades de ambos países quedaron claras. Isabel veía en su prima a una rival, mientras que España la consideraba una oportunidad para deponer a la Reina e implantar una monarquía católica en Inglaterra. Al final, Isabel decapitó a María Estuardo y Felipe organizó aquella Gran Armada que algunos llamaron la Invencible. Isabel y Felipe, casi novios, ya eran los más enconados enemigos de Europa.

Otras efemérides de este día que deberías conocer
1558: Fallece María Tudor, segunda esposa de Felipe II.
1869: El Canal de Suez es inaugurado.
1887: Nace el general Montgomery.
1917: Fallece el escultor Auguste Rodin.
1932: Churchill advierte por radio del inminente peligro que supone Alemania.

1870: Amadeo de Saboya es elegido por las Cortes

16 de Noviembre de 2011 - 09:10:01 - Pedro García Luaces -

La revolución de 1868 había culminado con la pérdida del trono y el exilio de Isabel II, y con el Gobierno provisional del general Serrano, que convocó a las Cortes Constituyentes que promulgaron la Constitución de 1869, estableciendo como forma de gobierno una monarquía constitucional. Los Borbones estaban apartados del trono, se suponía que definitivamente. El general Prim propuso entonces como candidato ideal a Amadeo Fernando María de Saboya, duque de Aosta, hijo del rey de Italia Víctor Manuel II y de María Adelaida de Austria, bisnieta de Carlos III, con lo cual enlazaba con la dinastía española. Era formalmente católico y de ideas avanzadas. En realidad, pertenecía a la Masonería del Rito Escocés y en ella había alcanzado el mayor de los grados, el 33. A decir verdad, es posible que esa afiliación le haya proporcionado la corona, visto el alto número de militares españoles masones en la época, empezando por el propio Serrano y por el valedor de Amadeo, Prim. Las Cortes eligieron a Amadeo como rey de España —Amadeo I— el 16 de noviembre de 1870. Para los monárquicos tradicionales era infamante que el Rey fuese elegido por el Parlamento, en el cual, por otra parte, hubo disidencias: Amadeo obtuvo 191 votos; la duquesa de Montpensier, hermana de Isabel II, un voto, y su marido, 27; Alfonso de Borbón, 2; por el general Espartero votaron 8 diputados; la república federal fue defendida por 60 representantes, la unitaria, por dos, y hubo un voto por una república sin precisar; 19 diputados votaron en blanco, librando la decisión a la mayoría. Es decir, 120 de los reunidos no deseaban ver a Amadeo en el trono, y 63 no querían trono alguno. «Queda elegido Rey de los españoles el señor duque de Aosta», sentenció Manuel Ruiz Zorrilla, presidente de las Cortes. No era un comienzo prometedor para el nuevo Rey, que logró unir en su contra a toda la oposición, fuese cual fuere su tendencia: carlistas, borbónicos, republicanos, católicos y el pueblo llano, al que no supo ganarse. El reinado duró poco más de dos años, de enero de 1871 a febrero de 1873, cuando el efímero monarca se refugió en la embajada italiana, evitando que se cumpliera la profecía de Emilio Castelar : «Visto el estado de la opinión, Vuestra Majestad debe irse, como seguramente se hubiera ido Leopoldo de Bélgica, no sea que tenga un fin parecido al de Maximiliano I de México...».


Otras efemérides de este día que deberías conocer
0812: Alfonso II dota la iglesia de San Salvador de Oviedo, catedral del reino astur. En el preámbulo del documento hay una versión del discurso reconquistador con mención a don Pelayo.
1533: Pizarro llega a Cuzco.
1537: Tratado de Monzón entre Francia y España, relativo a Italia.
1630: Fallece Johannes Kepler, astrónomo y matemático alemán.
1708: Nace William Pitt, político inglés.

1533: Francisco Pizarro y la conquista del Perú

15 de Noviembre de 2011 - 09:10:01 - Pedro García Luaces -

El 15 de noviembre de 1533 Francisco Pizarro apresaba a Atahualpa, emperador de los incas, y lograba hacerse con el Perú, la segunda gran civilización de América. Hijo bastardo de un militar y una sirvienta, este antiguo porquero que firmaba con una equis y carecía de instrucción o elocuencia se destapó como el soldado más duro y obstinado que desembarcó en las Américas. Asociado con Diego de Almagro, Pizarro emprenderá una temeraria expedición al Virú (Perú), región legendaria y rica en metales preciosos, que a punto estuvo de fracasar antes de haber comenzado. A poco de tomar tierra, Pizarro recibía órdenes de cancelar la expedición. Su derecho a la gloria parecía esfumarse. Pizarro carecía de elocuencia, pero le sobraba fe en sus posibilidades. Trazará una ralla en el suelo y dirá con sencillez: «Por este lado se va a Panamá a ser pobres. Por este otro al Perú a ser ricos. Escoja el que fuere buen castellano lo que más bien le estuviere». Sólo 13 hombres cruzan la línea. Serán los Trece de la Fama.
Cuando Pizarro llegó a Cajamarca el Imperio de los incas se hallaba envuelto en una sangrienta guerra civil. Carlos V, impresionado por la decisión del conquistador, le había suministrado efectivos y enseres. Terminada la guerra, Pizarro insiste en entrevistarse con el vencedor. Sabe que la única forma de derrotar al Imperio es descabezándolo. Contra pronóstico, Atahualpa accede y se digna a visitar a los españoles en su campamento. Llega engalanado, rodeado de un gran cortejo y su guardia bien armada. Son decenas de miles, los españoles no llegan a doscientos. El padre Velarde sale a recibir al emperador. Le habla de su Rey y de su Dios y le muestra una Biblia. Atahualpa se encoleriza y la arroja al suelo; el fraile sale despavorido. Pizarro toma la iniciativa. Al mando de veinte hombres embiste con una lanza directo hacia el emperador abriéndose paso entre su guardia al grito de «¡Santiago!». Los jinetes cargan contra las filas incas, la infantería abre fuego. Pizarro agarra al inca y recibe una herida de los suyos. «Nadie hiera al indio so pena de vida», ruge. La refriega es confusa. Algunos incas huyen, otros tratan de luchar. Al cabo de unos minutos acusan la ausencia de su líder y, atemorizados por el tronar de los cañones, se retiran en estampida.

Otras efemérides de este día que deberías conocer
1792: Manuel Godoy, protegido de la reina María Luisa de Parma, sustituye al frente del Gobierno al conde de Aranda.
1543: Felipe II se casa con María Manuela en Salamanca.
1930: Ortega y Gasset publica el artículo «El error Berenguer» en El Sol.
1938: El ejército republicano se retira del frente del Ebro.
1988: El Consejo Nacional Palestino declara el Estado de Palestina.

1946: Fallece el compositor Manuel de Falla

14 de Noviembre de 2011 - 09:10:01 - Pedro García Luaces -

El 14 de noviembre de 1946 murió en Alta Gracia, provincia de Córdoba, Argentina, el compositor español Manuel de Falla y Matheu, nacido en Cádiz en 1876. En 1937, Falla había colaborado con su amigo José María Pemán, autor de la letra, en un Himno marcial para las fuerzas nacionales, arreglando y adaptando el «Canto de los Almogávares», de Los Pirineos de Felipe Pedrell. Es decir, estaba a bien con las autoridades. En cuanto a los republicanos, el prestigio de Falla era tal que le hacía indiscutible. Aunque todavía disputa el primer lugar entre los músicos españoles de la primera mitad del siglo xx con Isaac Albéniz y Enrique Granados, su popularidad ha sido mucho mayor. Pedrell había publicado en 1891 su manifiesto Por nuestra música, que influyó en los tres con su reclamo de una música nacional, construida sobre raíces folclóricas, como se estaba haciendo o se había hecho en otras partes de Europa. Siendo Falla andaluz y Pedrell catalán, fue su encuentro en 1901 lo que llevó al primero a interesarse profundamente por el flamenco y, muy en particular, por el cante jondo, que desempeñarían un papel decisivo en su obra creativa posterior, como la Serenata andaluza de 1902. Falla compuso zarzuelas sobre libretos de Amadeo Vives —Prisionero de guerra, El cornetín de órdenes y La cruz de Malta, conservadas sólo fragmentariamente— y óperas como La vida breve, en colaboración con Carlos Fernández Shaw. En 1907 se estableció en París y entró en contacto con las grandes figuras de la época, aunque fue Claude Debussy quien le guió por el mismo camino que Pedrell, induciéndolo a componer obras como Noches en los jardines de España, llena de armonías, ritmos y sonoridades flamencas, o Cuatro piezas españolas, que concluyó con una beca concedida por Alfonso XIII a instancias de Albéniz. Hizo una importante aportación a los ballets en la línea de Diaghilev con El amor brujo, que estrenó en París Antonia Mercé, la Argentina, y El sombrero de tres picos, que montó el propio Diaghilev en Londres, en ambos casos con figurines de Picasso.

Otras efemérides de este día que deberías conocer
1524: Pizarro sale de Panamá rumbo al sur para conquistar el Imperio inca.
1716: Fallece Gottfried Leibniz, filósofo y matemático alemán.
1910: Fallece Leon Tolstoi.
1922: Primera emisión de la BBC de Londres.
1933: Mussolini disuelve la Cámara de los Diputados de Italia.

1873: Fallece Eduardo Rosales, el pintor de la historia

13 de Noviembre de 2011 - 09:10:01 - Pedro García Luaces -

El 13 de noviembre de 1873 moría el pintor Eduardo Rosales, artista ecléctico, dibujante prolífico y una de las cimas del arte español del siglo xix. Este pintor de origen humilde tuvo una vida breve pero fecunda.
Rosales se educó en la madrileña Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde tuvo como maestros a Federico de Madrazo y Luis Ferrant, entre otros. Fue crucial en su formación el viaje a Italia, donde llegó a afincarse y a malvivir de una pensión estatal. En Roma se rodeó de pintores y se dejó fascinar por los maestros renacentistas mientras iniciaba una prolífica carrera. En 1862 presentaría en Madrid su obra La nena, que obtendría mención ordinaria en la Exposición Nacional de Bellas Artes. No era mal comienzo y el premio le permitiría ampliar la beca y consolidar su técnica. Eduardo Rosales no dejó de renovarse y recibir influencias, de ahí lo difícil de clasificar su pintura, libre y dinámica, aunque nunca perdería la pureza de lo clásico.
En 1864 le llegaría el éxito temprano con su obra más reconocida, Doña Isabel la Católica dictando su testamento, que obtuvo el primer premio de la Exposición Nacional de Madrid y también en la de París en 1867. Cima de la pintura histórica española, Rosales escogió este momento de nuestra historia «porque refleja todo el amor de la reina por su pueblo y por la gran trascendencia política del documento». Busca veracidad y sencillez. Logra originalidad y solemnidad. Maneja con maestría la tonalidad cromática y el claroscuro, con la resplandeciente serenidad de la Reina en su agónico final. La composición no es real, ni Fernando, ni Cisneros, ni Juana la Loca estuvieron presentes, pero el pintor quiere atrapar el instante y su significado histórico y no puede prescindir de tan vitales protagonistas.
Rosales tocaría de nuevo temas históricos en La muerte de Lucrecia, La presentación de don Juan de Austria a Carlos V en Yuste, Doña Blanca de Navarra o Juana la Loca en el castillo de Illescas.
En 1873 sería nombrado director de la Academia de Bellas Artes en Roma y propuesto para dirigir el Museo del Prado. Eran los meses convulsos de la Primera República pero el pintor, ya agonizante, no pudo desempeñar ningún cargo. La tuberculosis se lo llevó el 13 de noviembre de aquel mismo año.

Otras efemérides de este día que deberías conocer
0354: Nace San Agustín.
0619: Se celebra, bajo el reinado de Sisebuto, el II Concilio de Sevilla, presidido por San Isidoro de Sevilla.
1460: Fallece el príncipe portugués Enrique el Navegante.
1567: Fallece el obispo Pedro de La Gasca.
1761: Nace el almirante británico Sir John Moore.

La carga de los tres reyes

La carga de los Tres Reyes de Arturo Pérez Reverte